Algo pasa con los muertos que al morir se hacen santos. Aquello que ya no funcionaba en los recuerdos se hace perfecto, ideal, pintado de rosa.
A los recuerdos color de rosa hay que matarlos con la negrura de la realidad, para que dejen de causar daño. ¿O será que intencionales y buscadas reafirmaciones de la realidad son la excusa de una decisión que a diario parece equivocada?
Quién sabe. A lo mejor se necesitan otros 365 días con sus noches.
Neta que el que invente las pastillas de amnesia selectiva se va a hacer millonario.
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